23/6/10

Una clase de yoga prenatal

La clase yoga prenatal se raliza en un ámbito acogedor, tranquilo e íntimo, en un grupo pequeño de mujeres o en forma individual. Es un espacio para trabajar el cuerpo respetando tus ritmos, un tiempo para distenderte, y relacionarte con otras mujeres embarazadas. Durante una hora, hacemos ejercicios para el embarazo y el momento del nacimiento, disfrutamos de la música y el silencio, nos relajamos, y, al final, intercambiamos experiencias, información y apoyo.
Yoga y embarazo

Si te gusta la actividad física, el yoga te va a ayudar a estirarte y a soltar la tensión que acumulan los músculos por la repetición de ejercicios. Si, por el contrario, no te gusta mucho moverte, el yoga te va a acercar en forma simple y directa a tu propio cuerpo. Los beneficios empiezan con la primera clase!
La actividad corporal es especialmente necesaria durante el embarazo. Porque si bien el embarazo y el parto nos abarcan en nuestra totalidad, constituyen una experiencia vital que nos remite de inmediato a nuestro cuerpo.
Necesitamos pies y piernas fuertes y flexibles, músculos tonificados que nos permitan alinearnos y tener una buena postura que nos proteja de los dolores "normales" del embarazo (espalda, cintura, cuello...), en especial hacia el final, cuando más peso llevamos.
Con una buena alineación, el pecho abierto y libre se oxigena mejor, y de inmediato sentís bienestar y plenitud. Brazos tonificados y disponibles se preparan para ser el "útero externo", desde donde el bebé hará su transición lenta e inexorable hacia el mundo exterior.
Desde el trabajo físico, el yoga nos acerca a nuestro eje interno en un camino de integración de todos nuestros aspectos. Nos fortalece y nos flexibiliza, nos da potencia y nos enseña a abrirnos, nos planta con firmeza en la realidad y nos da libertad de movimiento. El contacto con nuestro interno y con nuestro cuerpo físico nos permite estar en sintonía con nuestras necesidades , y tomar distancia de lo que dicta la pauta cultural en relación al embarazo y al nacimiento.


La práctica de yoga está perfectamente adecuada al embarazo y al nacimiento porque se trata de adquirir fuerza, resistencia, capacidad de fluir en un proceso que se apropia de nosotras y que nos conecta con todas las mujeres desde el comienzo del tiempo.
Una mujer que hace yoga se mueve con gracia y facilidad, se siente ágil y dueña de su cuerpo. Siente que "puede", y está muy alejada de esa figura torpe y pesada que tienen muchas mujeres al final del embarazo.
Este "poder" genera confianza en nuestro cuerpo y en nuestra capacidad de atravesar las poderosas, abrumadoras y dolorosas sensaciones del parto.
Los estiramientos que hacemos en cada clase son excelentes para prepararnos para el parto; trabajamos todo el tiempo aprendiendo a entregarnos al "dolor bueno" del estiramiento, a respirar con él y a disolverlo en lugar de oponerle resistencia. Aunque las contracciones del final del trabajo de parto son muchísimo más intensas, aprender a relajarnos cuando nos estiramos es sumamente útil como prepraración para el parto.
Este trabajo supone estar concentradas en lo que ocurre, vueltas hacia nuestro interior, olvidadas de relojes, palabras o preocupaciones cotidianas. Es decir, implica poner en reposo nuestra parte racional y conectar con la parte más antigua del cerebro, que compartimos con todos los demás mamíferos. Este estado de conciencia, diferente del de la vida diaria, es precisamente el que necesitamos para facilitar el nacimiento del nuestro bebé. (Ver Michel Odent)
El silencio, la privacidad, un ámbito a salvo todo estímulo externo que me distraiga es el más propicio para el nacimiento. Lejos de este ambiente, tienen sus bebés la mayor parte de las mujeres de los países occidentales : las salas de partos son lugares donde hay mucha gente que entra y sale, mucha luz, mucho ruido, muchos ojos que miran, muchas palabras, preguntas -- a veces, órdenes-- monitores, instrumental y relojes.
Frente a esta realidad, tanto mayor será entonces la necesidad de cada mujer de conectarse con su propio proceso, saber qué necesita y poder buscarlo reponsablemente. El yoga no es una "fórmula mágica", sino de un proceso de crecimiento personal.
La práctica de yoga es para todas las mujeres embarazadas, y especialmente para las que creeemos que el nacimiento no es un hecho médico potencialmente peligroso que debe ser intervenido y controlado, sino para las que nos acercamos a él con respeto, por ser una de las experiencias humanas más intensas, con la convicción de que el nacimiento respetado y seguro es posible.

Patricia Ronis
Yoga para embarazadas
Preparación para el nacimiento
Puericultora
Doula

9/6/10

Qué es la Semana Mundial del Parto Respetado?

Qué significa tener un parto respetado?

La semana del parto respetado se viene celebrando en distintos países desde el 2004, por iniciativa de la Asociación Francesa por el Parto Respetado.
En Latinoamérica el movimiento de parto respetado es llevado adelante por La Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y el Nacimiento (RELACAHUPAN) es un conjunto de redes nacionales, agrupaciones y personas que propone mejorar la vivencia del parto y la forma de nacer.
Esta red esta representada en Argentina por la ONG Dando a Luz
Dentro de estas concepciones existe una gama muy amplia de temáticas a desarrollar, y en este sentido cada año la SMAR tiene el acento puesto en un tema diferente. En 2004, el eje fue la episiotomía, en 2005 las posiciones para parir, en 2006 el tiempo para nacer y el año pasado fue el entorno amoroso durante el parto.
Este año el énfasis será visualizar la inutilidad de la separación del bebé de su madre y padre luego del nacimiento.
Todas las actividades que se realizan en el marco de la SMAR están vinculadas a la concientización acerca de los derechos de las mujeres a la hora de dar a luz, y la importancia de garantizar nacimientos seguros, naturales y durante los cuales la madre goce de absoluta libertad. El parto respetado es un parto donde la prioridad es la libertad de movimiento y postura, respetando la fisiología femenina dando el tiempo que necesite para el nacimiento.
Cuando hablamos de humanizar estamos hablando de la necesidad de devolverle al nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer que pare, el hijo/a que nace y el hombre que acompaña, respetando los tiempos de la naturaleza que son distintos en cada mujer, y cuando los verdaderos protagonistas viven este momento con la entrega que se requiere, la intervención de las/os profesionales, será sólo de acompañar sin intervenir.
Dar a Luz plenamente es posible si le devolvemos a la mujer la seguridad perdida, preparándola para un nacimiento en un lugar que ella escoja y que le de seguridad, rodeándola de un ambiente cálido, acompañada por las personas que forman su núcleo de amor y amistad y dejándola asumir la tarea de acuerdo a sus creencias y necesidades.
La institucionalización de los partos ha hecho que se sistematicen una serie de controles y procedimientos sobre la mujer y el bebé sin evaluar el estado de salud de cada individuo y sus necesidades particulares, transformándose en rutinas; que suelen ser molestas, dolorosas y potencialmente riesgosas aplicándose sin justificación científica por costumbre del equipo de salud o que sigue pautadas que no han sido revisadas y actualizadas.
El proceso del trabajo de parto y nacimiento es diferente en cada mujer y cada bebé, es diferente en los aspectos tanto físicos como emocionales, diferente en su desarrollo temporal. Es necesario respetar el tiempo que cada mujer y cada bebé necesita para parir y nacer.

Tomado de la Red Latinoamericana para la Humanización del Parto y el Nacimiento.

7/6/10

Nuevos horarios

Lunes y jueves a las 19 hs
Martes y jueves a las 10.15 hs
Miércoles y viernes a las 9,30 hs